Cuando busquéis aventuras inolvidables en tierras alicantinas, no podréis dejar de visitar lo que muchos consideran la joya del senderismo valenciano. La Catedral del Senderismo, como se la conoce popularmente, se encuentra enclavada en el corazón de la provincia de Alicante, en el mágico entorno de la Vall de Laguar, muy próxima a la pintoresca población de Fleix.
Por este tortuoso desfiladero del Barranco del Infierno discurre una de las rutas de senderismo más singulares y espectaculares de toda la región alicantina: el sendero PR-V 147. Un recorrido que no ha obtenido su sobrenombre de «Catedral del Senderismo» por casualidad, sino por la majestuosidad de sus paredes que se elevan como contrafuertes naturales y, sobre todo, por los más de 6.800 escalones meticulosamente excavados en sus laderas por los antiguos mozárabes, salvando con ingenio las pronunciadas subidas y bajadas que caracterizan esta ruta única.

Un valle entre cuatro pueblos y miles de cerezos
En la hermosa comarca de la Marina Alta, abrazada por imponentes montañas y embellecida por floridos cerezos que transforman el paisaje cada primavera, descubriréis cuatro poblaciones que parecen suspendidas en el tiempo: Fleix, Campell, Fontilles y Benimaurell. Juntas conforman La Vall de Laguar, un paraíso rural donde el Barranco del Infierno y el río Girona actúan como testigos silenciosos de lo que muchos montañeros experimentados consideran, sin lugar a dudas, una de las mejores rutas senderista de la provincia de Alicante.
Cuando recorráis estos senderos, cada paso os conectará con siglos de historia. Los escalones que pisaréis fueron tallados en la roca por manos mozárabes, cuyos conocimientos y técnicas permitieron conquistar estas abruptas laderas para convertirlas en terrenos cultivables. Esta impresionante obra de ingeniería ancestral es un testimonio vivo de la simbiosis entre el ser humano y un entorno natural aparentemente indomable.
14,5 kilómetros de pura emoción
La espectacular ruta montañera que os proponemos se inicia en la encantadora población de Fleix. Con una longitud aproximada de 14,5 kilómetros, lo realmente destacable, además de su extraordinaria belleza paisajística, son sus 816 metros de desnivel acumulado. Este desnivel es el resultado de un constante ascenso y descenso al Barranco del Infierno, una auténtica montaña rusa natural que pondrá a prueba vuestras piernas pero que recompensará cada gota de sudor con vistas que quedarán grabadas en vuestra memoria para siempre.
El recorrido os ofrecerá una experiencia sensorial completa: os maravillaréis con los vibrantes colores de sus campos, especialmente durante la primavera, cuando la floración de los cerezos transforma el valle en un espectáculo de tonos rosados y blancos que contrastan con el verde intenso de la vegetación y el azul del cielo mediterráneo. Es una ruta preciosa por sus paisajes cambiantes, donde cada recodo del camino revela una nueva panorámica que os dejará sin aliento.
Pero este sendero no solo es un deleite visual; también es fascinante por la rica historia que atesora. Cada uno de sus miles de escalones cuenta una historia de supervivencia, ingenio y adaptación de las comunidades que habitaron estas tierras durante siglos. Cuando descendáis por ellos, estaréis recorriendo los mismos pasos que transitaron generaciones de agricultores mozárabes, comerciantes y pastores que convirtieron este aparente obstáculo natural en una vía de comunicación vital para la comarca.

Un sendero bien señalizado para una aventura segura
Una de las grandes ventajas que encontraréis en esta ruta es su excelente señalización. El sendero está perfectamente marcado con las características señales de PR (una franja blanca sobre fondo amarillo), lo que os garantizará que no tendréis problemas para seguirlo incluso si es vuestra primera visita a la zona. Además, en los cruces encontraréis postes informativos de dirección que os indicarán claramente el camino a seguir, permitiéndoos concentraros en disfrutar del paisaje sin preocupaciones de orientación.
Esta cuidada señalización os permitirá apreciar con tranquilidad cada detalle del paisaje: los bancales tradicionales que trepan por las laderas, las formaciones rocosas esculpidas por la erosión durante millones de años, la variada flora mediterránea que florece entre las grietas de las rocas y, con suerte, la fauna autóctona que habita en este ecosistema privilegiado.
Un reto accesible pero exigente
En cuanto al esfuerzo físico requerido, debéis saber que esta ruta demanda estar un poco en forma. No es un paseo sencillo, sino una auténtica aventura montañera donde tendréis que superar cambios de desnivel bastante acusados. El sendero desciende en varias ocasiones hasta el mismo lecho de los barrancos, para luego volver a ascender hasta una considerable altura de la montaña mediante esos característicos escalones que dan fama a la ruta.
Estos continuos ascensos y descensos, aunque exigentes, están perfectamente integrados en el paisaje y han sido diseñados para facilitar el tránsito por un terreno que, de otra forma, sería prácticamente intransitable. La satisfacción que sentiréis cuando, tras un esforzado ascenso por los escalones mozárabes, alcancéis un mirador natural desde el que contemplar la inmensidad del valle, compensará con creces el cansancio acumulado.

Un viaje por la historia pisando escalones ancestrales
Cada uno de los peldaños que recorreréis durante esta ruta es un testigo silencioso del paso del tiempo. Mientras los descendéis y ascendéis, podréis imaginar a los mozárabes tallando pacientemente la piedra caliza para crear esta obra de ingeniería que ha resistido el paso de los siglos. Pensad en las generaciones de agricultores que utilizaron estos mismos peldaños para acceder a sus cultivos en terrazas, en los comerciantes que transportaban mercancías entre los pueblos del valle, en las familias que se movían por estos caminos para visitar a sus seres queridos en las poblaciones cercanas.
La Catedral del Senderismo no es solo un nombre poético para una ruta de montaña; es una acertada metáfora que captura la solemnidad y el recogimiento que sentiréis al transitar por este espacio donde la obra humana y la naturaleza han encontrado un perfecto equilibrio. Las paredes del barranco se elevan como muros de una catedral natural, el murmullo del agua del río Girona resuena como cánticos ancestrales, y la luz que se filtra entre las rocas crea efectos similares a los que producen los vitrales en los grandes templos góticos.

Una experiencia que transformará vuestra visión del senderismo
Cuando completéis los 14,5 kilómetros de esta ruta circular y regreséis a vuestro punto de partida en Fleix, comprenderéis por qué el Barranco del Infierno ha merecido el título de «Catedral del Senderismo». Habréis vivido una experiencia que trasciende el simple ejercicio físico para convertirse en un viaje a través del tiempo, la cultura y los sentidos.
Los más de 6.800 escalones habrán dejado huella no solo en vuestras piernas cansadas, sino también en vuestra percepción de lo que significa realmente el senderismo como forma de conexión con el entorno natural y con la historia de un territorio. Os llevaréis de vuelta a casa no solo fotografías de paisajes espectaculares, sino también la satisfacción de haber conquistado uno de los recorridos más emblemáticos de la montaña alicantina, una ruta exigente que os habrá recompensado con creces a través de sus innumerables tesoros naturales y culturales.