El aceite de Mallorca es un producto agrícola originario de la isla, con denominación de origen desde 2002, que se elabora con variedades de olivo como arbequina, empeltre o picual recurriendo a procedimientos que se encargan de conservar el aroma y el sabor que caracterizan a este oro líquido de origen natural.
La exportación del aceite de oliva mallorquina a otros países del mundo comenzó en el siglo XIII y se consolidó durante el siglo XVI, momento en el que las técnicas de cultivo y producción del producto comenzaron a mejorar y lo convirtieron en la principal fuente de riqueza de la isla, en especial en las fincas que disponían de su propia almazara.